PATRICK WOODROFFE (CHEZ NOUS FROM "TINKER")

X. EL DRUIDA Y EL DISCIPULO.



El discípulo, se dirigió hacia la casa del druida. Poco después caminaban por la playa y sus pies descalzos erán mojados por el agua del mar. 

El discípulo preguntó, ¿qué es el mar? El Druida se detuvo y habló. El mar es él inicio de la vida, es el principio generador, es el movimiento contínuo, es el ritmo interno de la naturaleza constituido por las voces primera, es la música, es la paz y la furia. 

Observa, continuó el druida, el mar es el azar, da riquezas y con la misma facilidad, de un manotazo las arrebata. Su fuerza es tal que a la montaña inmensa y a la roca más dura, en arena convierte. 

El mar, hijo mío, es imprevisible como el corazón de los hombres, medita, sobre lo que te he dicho y escucha la voz del mar. 

El maestro calló y adoptó la postura de la contemplación, el discípulo vió que su maestro meditaba y lo imitó. 

El tiempo transcurrió sin círculos y sin esferas, entonces el druida preguntó, ¿qué te ha dicho el mar?. 

El discípulo respondió, el mar me ha dicho que la raíz de su poder es la paciencia y que su fuerza es la constancia. 

El druida volvió a preguntar a su discípulo -¿Qué has aprendido del mar?. 

El discípulo respondió, druida, el mar me ha enseñado a ser paciente y a ser constante.

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